miércoles, 27 de agosto de 2008

Karem Millet Santiago de Cuba Pintura Dibujo

S/T (Sin Título todavía)



Humanidad, humanidad,

hay motivos de alegría,

pero de tristeza hay
muchos más...




Alí Primera


Para
Stella Lugo, por su lucha firme en favor de

una
niñez feliz.



Te recuerdo, Karem, cada domingo,

viéndote pasar
con tu abuela rumbo a la misa,

pero ahorita te recuerdo más:

tú, lejos de mí,


yo, en la Plaza Sucre, frente a la cárcel de Coro,



sentado,



a la sombra de los árboles



despeinados



por un vientecillo
jueguetòn;

(¿qué
color tendrá este viento, hija?)

yo,

con la pluma en la mano

escribiendo

tú, allá,

con tus pinceles pintando.



Cada domingo me siento aquí, cerca de los niños,


hija,

para verlos correr alrededor de la estatua de un héroe venezolano,


mientras sus madres,



abuelas,



o esposas

hacen una larga cola desde el amanecer para ver a sus


hijos,


nietos,


o esposos


encerrados entre barrotes.



Sí, mi niña,

escritora,

hija,

nieta,

pintorcita,

cada domingo vengo a esta plaza a verte pasar con tu abuela rumbo a a
Iglesia La Sagrada Familia,



sentado en un banco



debajo de un crují
centenario

(la gente al pasar me mira al sombrero que cargo y dice: "¡Ah, ese
está loco¡"...


y en efecto lo
estoy, en este paìs dulce y violento...)

porque vengo aquí cada domingo a recordarte


en los rostros aparentemente sonrientes


de
estos niños

que después de ver a sus padres dentro,


¿podrán alguna vez en sus vidas ser felices?.



Asì,

hija,

voy aliviando la pena de tenerte lejos


(--sin que yo quiera estar lejos--)

y moritificado

por no saber, si le habrás preguntado a tu muñeca:


"¿por qué papito no viene a verme?".



Me encanta el instante de alegría de estos niños al jugar


al pie de una estatua situada en medio del parque



sin saber



quién fue realmente este héroe que se llama



Sucre...

porque es una manera también de recordarte,

sí,


mi callada y tímida Karem,


cuando las llevábamos a
jugar a La Rotonda de Vista Alegre donde vivimos,


presidida también por otra estatua


de un
hombre con una lira en la mano



y una corona de
laureles en la sien


y una vez vino tu hermana Talenita a preguntarme:

"dice Karem...

que por qué a ese hombre no le pican las abejas...?"



"No es de mármol, hija,

es Heredia¡: tiene fuego en la frente...


el poeta cubano que murió en el destierro...

Mejor sigue jugando,

que prometo recitarles en la casa un verso.-

A mí entonces se me olvidó la escena

y, al
acostarnos, fuiste a la cama a darme un beso:



"Ay¡, hija, duerme siempre a mi lado:



Heredia nació en
Santiago de Cuba...


y
murió en México....suspirando por su patria encadenada..."



Te recuerdo, Karem,

cada domingo en la Plaza Sucre de Coro,


sentado al pie de un cují centenario,



feliz,



confiado,



de saberte cerca del parque que lleva el nombre de aquel poeta
infeliz,

porque sé que algunas vez habrás dibujado a Heredia,


como algún día me regalarás un dibujo de Alí Primera,

--que es
otro poeta nacido aquí en Coro, muy cerca de donde te estoy
escribiendo--

y dibujarás a todos los poetas del mundo,

los infelices y los que lucharon por ver libres a sus pueblos...



Mientras preparo el viaje para ir a tu encuentro,


van aliviando mis penas estos niños que juegan al pie de la
estatua,


ellos a la espera
de sus padres presos en la cárcel de Coro,

yo, dichoso de estar libre y sobre todo de tener una hijita con las
artes para pintar


este héroe
y a Heredia y a Alí Primera,

cuyas espadas algún día se levantarán juntos contra la injusticia


y para que en ninguna patria haya un niño
triste ni una madre abuela o esposa




a la espera




de su hijo,




nieto




o esposo preso.

José Millet



Coro, 15 de junio del 2008. Día de los padres